LA SEGUNDA
REPÚBLICA
(1931 – 1936)
También quería
hablaros un poco sobre la segunda república un
gran hecho histórico que sucedió en nuestro país entre los años 1931 y
1936.
En las elecciones municipales celebradas el 12 de
abril de 1931, los partidos republicanos obtuvieron una gran mayoría; en las
capitales de provincia 67% del electorado (el sufragio era universal masculino)
votó a favor de la unión republicano—socialista y en contra de la monarquía.
Ante esos resultados, el rey Alfonso XIII decidió abdicar y partió para el
exilio. La República había triunfado a través de una vía pacífica y democrática.
La República fue proclamada el 14 de abril, tras lo cual se instaló un
gobierno provisional que convocó a elecciones para las Cortes Constituyentes.
Dichos comicios, celebrados el 28 de junio siguiente, dieron mayoría a la
coalición Republicana Socialista.
|
Fragmento de la Constitución Española de 1931 |
La nueva Constitución fue aprobada el 9 de diciembre de 1931, fecha en que
también fue nombrado Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República (jefe de Estado) y
días después fue designado Manuel Azaña en calidad de presidente de gobierno (jefe de
gobierno).Durante los primeros dos años de la Segunda República, el llamado Bienio reformista (noviembre
de 1931 a noviembre de 1933), el gobierno buscó la transformación económica, social y política de España,
a través de las siguientes medidas:
a) La promulgación de una serie de
decretos tendientes a corregir los abusos que los propietarios agrícolas solían
realizar en las contrataciones, y la creación del Instituto de Reforma Agraria
destinado a expropiar, sin indemnización, las tierras de la alta nobleza.
b) La separación
de la Iglesia y el Estado que incluía la disolución de las órdenes religiosas,
entre ellas la de los jesuitas cuyas propiedades serían confiscadas; a las
demás órdenes se les prohibía ejercer la industria, el comercio o la enseñanza,
y los sacerdotes quedaban sometidos al pago de impuestos como todos los
ciudadanos.
c) La reforma en
la estructura del ejército, compuesto hasta entonces por un número
desproporcionado de jefes y oficiales. La reforma implicaba la reducción de las
regiones militares de 16 a 8, y la abolición del Tribunal Supremo del Ejército
y de la Armada, cuyas atribuciones pasaron a los tribunales ordinarios.
Asimismo se anunció una revisión en la política de ascensos por méritos de
campaña, establecida durante la anterior dictadura.
d) La promulgación
del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que facultaba a la región para
constituir un gobierno que llevaría el nombre de una antigua institución de
origen medieval, la Diputación del General o Generalitat. El gobierno catalán
tendría competencias legislativas y ejecutivas en hacienda, economía enseñanza,
cultura, sanidad, transporte, comunicaciones y obras públicas. En manos del
gobierno central quedaban los asuntos exteriores, la defensa y el control de
fronteras.
La aplicación de
las reformas encontró serios obstáculos de parte de las fuerzas conservadoras y
del ejército, incluso un fallido golpe de
Estado encabezado por el
general José Sanjurjo.
En particular,
José Antonio Primo de Rivera se oponía al marxismo por su internacionalismo,
incompatible con su idea de una patria española, o más bien castellana, y se
oponía también a la lucha de clases, a la que calificaba como “dogma
monstruoso”. José Antonio Primo de Rivera proponía el liderazgo natural de un jefe que estuviera al mando de un Estado
fuerte. Estas ideas
fundamentaron el nacionalsindicalismo versión española del fascismo.
Los partidos de derecha aprovecharon el descontento hacia las reformas del
gobierno de Azaña y obtuvieron mayoría en las elecciones generales de noviembre
de 1933, en las que por primera vez votaban las mujeres. El CEDA obtuvo el
mayor número de escaños en las Cortes y el gobierno quedó en manos del Partido
Radical Republicano, liderado por Alejandro
Lerroux. Comenzaba así el
llamado Bienio Negro de la Segunda
República (noviembre de 1933 a diciembre de 1935), durante el cual el gobierno tampoco
pudo resolver los graves problemas del país y se limitó a intentar regresar a
la situación existente antes de 1931. La política reformista del primer bienio fue prácticamente desmantelada por
una serie de decretos que constituyeron una auténtica contrarreforma del
conservadurismo que agudizó las tensiones sociales y políticas. A principios de octubre de 1934, los
partidos de izquierda esperaban que el presidente de la República, Alcalá
Zamora, convocase elecciones, pero éste encargó a Lerroux formar un nuevo
gabinete.
Después de la revolución de octubre, el número de ministros de la CEDA se elevó
e a cinco, entre los cuales se encontraba Gil Robles como ministro de Defensa,
quien a su vez nombró jefe del Estado Mayor al general Francisco Franco.
Pero el gobierno de Lerroux tampoco pudo sostenerse; dañado por un escándalo de
corrupción, perdió credibilidad y fue destituido. El presidente de la República
constituyó entonces un gobierno de tendencia central, y en enero de 1936 se
disolvían las Cortes y se convocaban nuevas elecciones.
Al mismo tiempo, los grupos y partidos de izquierda (republicanos, socialistas
y comunistas) se integraron en un bloque denominado Frente Popular.Esta
organización política obtuvo mayoría en las elecciones de febrero de 1936,
dejando atrás a la coalición de derechas denominada Frente Nacional
Antirrevolucionario. Manuel Azaña
volvió a ocupar la presidencia del Sublevación en Barcelona gobierno y entre
sus acciones destacaron: la amnistía para los presos de la Revolución de
Octubre de 1934; la continuidad de las reformas del primer bienio republicano;
la aprobación del Estatuto catalán; y el traslado de los generales Franco (a
Canarias), Goded (a Baleares) y Mola (a
Pamplona), para evitar que organizaran alzamientos militares.
Pero el nuevo gobierno se encontraba en una situación difícil, Las huelgas estallaron por todas partes
mientras se multiplicaban las tomas de tierra por parte de los campesinos y la
violencia urbana se manifestaba en enfrentamientos callejeros. A todo lo
anterior se agregaban las acciones realizadas por los extremistas de izquierda
en contra de los sacerdotes católicos. En esas circunstancias, las Cortes
destituyeron a Alcalá Zamora y se eligió a Manuel Azaña como presidente de la
República, y a Santiago Casares Quiroga como jefe de gobierno,
Los planes para derribar la República, dirigidos por los
militares, se iniciaron en el momento mismo de conocerse los resultados de las
elecciones y fueron cobrando fuerza hasta que, en el mes de julio, los ánimos
se exaltaron con el asesinato del líder derechista Calvo Sotelo, realizado por
unos socialistas como represalia por el homicidio de su compañero el teniente
Castillo, a manos de fuerzas de extrema derecha. Estos sucesos desencadenaron
el estallido de la Guerra Civil, la noche del 17 de julio de 1936.